Pego una nota sobre la peli VIRGENES SUICIDAS que salió en Siamesa. Todos saben que es una de mis pelis preferidas. Sin embargo, todo esto no lo escribí yo. Pero cuando la leí tuve esa conexión casi casi como si la hubiera escrito. Ceci, además, es una amiga muy linda que no deja de sorprenderme.
Azul - Violáceo
Por Cecilia Musicco
Amanecer en un campo de juego, y en ese crepúsculo matutino, de somnolientos colores coagulados, se levanta Lux. En su personaje de virgen suicida, Kirsten Dunst con el pelo revuelto, testigo de todo acontecimiento, abre los ojos y busca sus zapatos.
La escena es corta, apenas son 40 segundos, pero de una contundencia letal. Lux no llora. Sólo abre los ojos, despeja los cabellos rubios- húmedos de solitario rocío- de su rostro. Mira al costado, él no está y ella lo sabía, de algún modo ya lo sabía. No maldice, no se lamenta, recoge sus zapatos desparramados y se va. La cámara no la acompaña, ella se va sola. Su voz no dice nada, pero ese campo, tan verde y tan pastoso, y esa luz… tan azul y casi violeta del amanecer lo refleja todo. Todo su ahogo y abandono de adolescente después de día de fiesta. Y con esto… la música… los sonidos de Air hacen el resto, dan marco a esa despedida ausente de Trip. Es la música, que en su poder recapitulador, nos dice a nosotros, a los espectadores, lo que Trip no le dijo a Lux: Adiós, eso fue todo…después el vacío.
Y si continuamos quince segundos más, en la próxima escena, vemos los ojos:
¿Tristes? ¿Rábicos? ¿Angustiados? ¿Desilusionados? de Lux, en el auto a su casa, con la sarcástica coronita de reina de la noche sostenida entre sus dientes.
Tampoco hay palabras, solo ojos afligidos.
Por supuesto que más tarde, en otro capítulo de la historia, Trip tendrá una explicación para todo ello. Pero eso ya no importa, no solo por que la explicación dada no es considerada técnicamente válida, sino porque simplemente… eso ya no importa.
Porque ya hemos aspirado de esa atmósfera triste y melancólica, de adolescente desencantada en esa experiencia de la nada, que nos propuso ese color tan azul violáceo sobre ese pasto salpicado de soledad.