viernes, 31 de julio de 2009

El milagro de Henry Poole

El año pasado miré esta peli. La cuestión es que es un hombre que se muda a una casa para morirse ahí. Deja su vida anterior, y siguiendo un instinto parecido a los elefantes, se recluye esperando la muerte. Pero, un acontecimiento muy extraño, sucede en su casa. En una pared aparece una mancha y en la mancha algunas personas ven a Dios. Y empiezan a ocurrir milagros.

En la ciénaga o en la niña santa, no me acuerdo cuál, ocurre algo parecido pero como una noticia al pasar. Pero esta vez es en un tanque de agua donde ven a la virgen.

Cuando era chica, y vivía en el conurbano, pasaba muchos tiempos con mis primos. Una vez nos había llegado el rumor de la que sombra de la virgen se proyectaba en una ventana de unos desconocidos. Fuimos corriendo hasta allá aunque quedaba como a treinta cuadras. Unos de mis primos juraba y perjuraba que la veía. Yo, para no ser menos, también dije que algo veía. Pero era mentira. Sólo vi una sombra. De ese hecho, escribí una obra de teatro que nunca terminé. Se trataba de una mujer que engaña a su marido con su cuñado, pero un día, estando en el jardín, ve una mancha donde encuentra a la virgen. Pero ni su marido ni su amante ven lo mismo que ella y ella siente una profunda decepción por los dos. El único que le cree es el jardinero que le deja las mejores flores a la mancha. Ella termina mal en esa obra, así que mejor ni les cuento.

Bueno, no sé por qué terminé hablando de todos estos temas. Debe ser por que el lunes pasado me presté a otro experimento, pero esta vez psicólogico y me hicieron el test de roschard, y mis respuestas realmente me asustaron. ¿Tanto se puede ver en una mancha?

Cuando estaba de novia con nº1, antes de dormir, mirábamos el techo que era madera y siempre le encontrabamos formas. Yo vivía encontrando conejos.

Noche 1
- Ahí veo un árbol con un nido en la punta.
- Yo un conejo que está saltando.

Noche 2
- Ahí veo un casa de dos pisos.
- Yo un conejo que está durmiendo.

Noche 3
- Ahí veo.una mujer que está desnuda.
- Yo... veo un conejito bebé
- Pará... ¿Ves todos conejos vos?
- No, ahí veo sólo una mancha.

Después nos peleamos y todo fue muy triste, lo que me lleva la situación donde me sentía identicada con Henry Poole, que dicho sea de paso, estaba tan escéptico y lastimado, que no veía nada en su propia pared.

En fin...¿Ustedes que ven acá?

lunes, 20 de julio de 2009

machpoint

a veces sencillamente te toca perder

jueves, 18 de junio de 2009

los engañé a todos: este blog no es de cine. ja

viernes, 5 de junio de 2009

Henry and June

Y si uno escribe porque busca sentido? No sé bien si será por eso que se escribe pero después de todo hay mucha gente que utiliza la palabra. Debe ser porque esconde algo. Algo promiscuo y oscuro como un recipiente mágico.

domingo, 12 de abril de 2009

Love Letter

Y cuando revolviendo tus cosas encontrás una carta de amor que nunca diste. Una carta de amor con todas las letras. Lo suficientemente cursi. Lo suficientemente única. Y la encontrás cuando ya el amor pasó. Cuando ya se fue. Pero el corazón y el estómago se te revuelven al unísono. Y no importa que hagas con la carta o con tus cosas revueltas. Esa carta, una carta de amor de cuando recién lo conocías, nunca la entregaste porque era demasiado sincera y ahora pertenece a tu museo emocional. Nada más. Ni nada menos.

viernes, 13 de marzo de 2009

True Blood es la nueva Twin Peaks.

He dicho.

martes, 3 de febrero de 2009

Acerca de los fantasmas

Me acuerdo que Casullo habló una vez en un teórico de la introducción del manifiesto marxista. Ahí se definía al marxismo como un fantasma que invadía a Europa. Hoy diría que el marxismo es el fantasma de lo que no fue. Pero yo no voy a hablar de movimientos políticos. Apenas puedo hablar de los míos, de los propios fantasmas, y también de los fantasmas de la gente que conozco.

Todos saben que yo creo en los fantasmas. Será por la influencia de mi abuela materna, increíble narradora de historias sobrenaturales. Creo en los fantasmas de una manera absoluta porque cada ser humano tiene sus propios fantasmas. Algunos tan metidos adentro que jamás se descubren hasta que salen de pronto.

El tema de los escritores es que somos mercenarios de nuestros recuerdos. Por eso mismo tenemos varias clases de fantasmas. Por un lado están nuestros padres, estén vivos o muertos, nuestros amantes, nuestros amigos. Todos son nuestros personajes. A todos los inventamos por muy reales que sean. E inventamos los fantasmas que los habitan.

Y por otro lado, como fantasmas, también están los escritores que leemos. Son los fantasmas que nos llevan, que nos poseen. Sus escenarios. Sus frases. Su ingenio.

A mí hay escritores que me habitan. Lo reconozco. Yo quiero ser la prole que no vino al mundo de las Brontë. Quiero ser la hija no reconocida de Rulfo. La ramera favorita de Baudelaire.

Pero bueno, no sólo los escritores estamos habitados por fantasmas. Todos tienen el suyo. A veces son tan pequeños. Tan imperceptibles. Algunos son tan cotidianos. Algunos tan evasivos.

Salí con un chico un par de veces que siempre decía lo mismo: “Todas mis ex novias me quieren menos una”.

Esa, la última, la que lo odiaba, era su fantasma.